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miércoles, 3 de febrero de 2010

A mis queridos amigos de la infancia.

Mirad que regalazo me ha hecho mi amigo A. Luís.
¡Es genial!
Un caluroso domingo de agosto, quedamos casi por casualidad, varios amigos de la infancia para ir a visitar a otro, a PITRES, bonito pueblo de la Alpujarra granadina.

Allí este amigo común tiene un... no es un cortijo... es más bien una cabañita, eso si equipada con todo lo necesario para vivir en el campo a todo confort (sin luz), situada en lo alto de una colina a la vera de un castaño increíble.

Emprendimos la tortuosa marcha hacia la Alpujarra, por supuesto en DZP: Mª Jesús, su perro, A. Luís, Angelina (esposa de este y hermana a su vez de otro gran amigo mío) y servidora.

Lo menos hacía 30 años que no nos veíamos, ¡sin exagerar! Aunque quisiera no podría describir las conversaciones que en este día tuvieron lugar. Para poneros en antecedentes os diré que tanto A. Luís como yo halábamos sin parar saltando de un tema a otro de forma compulsiva pero con cierta habilidad de seguir el hilo. Mª Jesús se limitaba a introducir temas pendientes, que nosotros desarrollábamos ampliamente y a protegerse de su perro, que mareado por las curvas del camino, la emprendía a mordiscos tanto con ella como con la pobre Angelina, que arrinconadita en el asiento de atrás de DZP, de vez en cuando reía, por no llorar.

Finalmente llegamos -besando el suelo- y por supuesto dos horas tarde, al punto convenido. Pepe estaba al borde del enfado, con razón la criatura, pero la alegría que le dio de volver a vernos y comprendiendo, por nuestras caras descompuestas, que tuvimos que parar en varias ocasiones para establecer la manera más sangrienta de matar al perro de Mª Jesús, se le pasó.

Nos llevó a sus posesiones Alpujarreñas; entre ¡Oh!, ¡Que barbaridad!, ¡Esto es impresionante! ¿Cuantos metros tiene la finca? , ¡Pero si incluso se puede ver el mar! ¡Oh, el castaño!, ¡Oh el campo de manzanos!, ¡Oh el estanque! Se nos fueron de 30 a 45 minutos que coronamos con la merecida cervecita que habíamos comprado previamente y enfriado en la neverita con sus yelos correspondientes (creo que compramos la producción de hielo de la zona).

Mientras preparábamos la comida -casi todos vegetarianos- Mª Jesús y yo, sin pudor ninguno, nos pusimos muas de cervecita y de jamón.

Comimos a la sombra del castaño milenario, ¡se estaba bien allí!

Fue a los postres, con su poquito de café, cuando fraguamos la idea de establecer una Comuna Vip en las posesiones Alpujarreñas de Pepe. En este primer encuentro no llegamos a ningún acuerdo, pero todo se andará…

Puntos pendientes de consenso:
- En una comuna no hay jefes.
- En una comuna no hay escrituras.
- En nuestra Comuna Vip no hay ¡ya! peligro de amor libre.


Sucesión de sonidos elocuentes movidos a resplandor, poema
es esto
y esto
y esto

Y esto que llega a mí en calidad de inocencia hoy,
que existe
porque existo
y porque el mundo existe
y porque los tres podemos dejar correctamente de existir.


Poema Razón de Juan Larrea

Este poema, es el comentario que hace A. Luís a mis escritos, ¿no es un cielo?


De derecha a izquierda: A. Luís, Pepe, Mª Jsús y servidora