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viernes, 15 de diciembre de 2006

¡Otra vez en casita!

(Acabo de arreglar la hora, lo habré hecho bien? ¡Graaaaaaaaaaaaaaaaaaacias theodore eres un sol!).
No creo que nada ni nadie vaya a conseguir que yo salga de aquí, este fin de semana. Bueno, lo mismo voy a la "pelu", (que buena falta me hace), pero de ahí a mi estupenda morada granadina de cinco estrellas. La montaña está bien, pero calentarse con la chimenea es trabajoso, aunque distraido... tienes que estar pendiente constantemente, si te distraes; se apaga la"jodia", y venga troncos y cada par de troncos, salga usted a la calle, abra usted la leñerita, coja la leña con el peligro inminente de que te ataque una horrorosa araña de patas largas. Por supuesto nada de estar medianamente limpia, ¡no!... toda llena de birutitas de madera, de tizne, de polvo; manos, cara, ropa... todo. No puedes hacer nada para evitarlo, he intentado algunas estrategias sin ningún éxito. A parte... el olor; hueles a humo, el pelo, la ropa, la casa. Y como la chimenea solo calienta el entorno cercanisiiiiiiiiiiiiiiiiiiimo, pues tienes que estar abrigada como si fueras al polo norte, y tienes un aspecto.... francamente patético (jajajaja)... bueno, por lo menos tengo mi casita, tan bonita y tan cómoda... (no tiene escaleras, las habitaciones estan todas en el mismo piso, y tengo calefacción; solo tengo que darle a un botoncito y "fhlas" todo se calienta en poco tiempo, y cuando la casa (todas las habitaciones ¡eh!) están a 21º se para sola, ¿no es un cielo?. Adoro mi pisito de granada, es muy confortable.
Luego más, y más interesante, esto tenía que decirlo. Besitos

1 comentario:

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Esta vez se ha corregido la pena de antes. Claro que pasará, Marianma, y que volverá (espero que con menos intensidad).
Es necesaria La Confortable Soledad. ¡Cuánta gente no soporta poder pasar ni un solo momento en soledad! Es decir, no ser capaz de agarrar un periódico –y, mucho menos, un libro- y absorberse en él, no poder despegarse del cotorreo del teléfono, no esperar a mirar por la ventana por el solo placer de mirar. Por eso digo, y grito, ‘¡Viva la soledad!’ Y hay que responder ‘¡Vivaaaaa!’. No la soledad muerta con perdón del juego palabreril.
Ya estás ofreciendo mucho; puede que tanto que se te transparentan las intenciones de entrega. Parece que la entrega total (no hablamos de pelas) es cosa de raros o de gente manipulable. Marianma, queremos / quiero entenderte entera.
Somos más conscientes de que no sabemos casi nada de casi nadie en las épocas en las que a las seis de la tarde se está acabando la luz del día (insisto).
Marianma, nos gusta escribir. Y, además, que nos lean, ¿verdad? También te quiero por eso.
Estoy deseando verte.